Greenwashing: cuando la publicidad se vuelve verde

Greenwashing: un nuevo fenómeno, una nueva palabra

Si la palabra "greenwashing" no significa nada para usted, por otro lado seguramente ya ha notado que ciertos anuncios no dudan en elogiar los méritos ecológicos de productos que son prácticamente ecológicos. En greenwashing, hay green (green, ecológico, no contaminante, natural …) y washing, que se refiere, en inglés, tanto al término "brainwashing" como a "whitewash" (literalmente, lima), siendo esta última expresión a veces se utiliza para referirse al blanqueo de capitales. Este término de "lavado verde" apareció en 1991, y puede traducirse, en francés, por "lavado verde", "blanqueamiento ecológico", "marketing verde" o incluso "enverdecimiento de la imagen".

Trazo de pintura verde en publicidad.

Greenwashing designa así una actitud desagradable por parte de las empresas, con el objetivo de exagerar el comportamiento medioambiental de un producto o una marca. El lavado verde es, por tanto, una mezcla de mala fe por parte del fabricante e intento de manipulación del consumidor: la empresa busca, a expensas de las campañas publicitarias y la estrategia de comunicación, crear un capital de simpatía y potenciar su imagen con los ecoconsumidores. , que son cada vez más numerosos.

Además, cuanto más contaminante o antinatural es un producto, más probabilidades hay de que sea objeto de publicidad ecológica. Así, la industria de la automoción (Volvo, Peugeot, Mercedes, etc.), el sector energético (Total, Suez, EDF, etc.), los productos de consumo (Le Chat, Herta, Nivea, etc.) o incluso los productos fitosanitarios (Bayer, Syngenta) proporcionan varios ejemplos de lo que puede ser el enverdecimiento de esta imagen.

Al no poder escapar del lavado verde (como la publicidad, está en todas partes), al menos podemos aprender a reconocerlo para no dejarnos engañar. Tenga cuidado con anuncios o etiquetas que abusen del color verde, menciones borrosas o imprecisas, así como logotipos fantasiosos que sugieran que el producto tiene una etiqueta.

>> Para descubrir algunos ejemplos de anunciantes atrapados en el acto de lavado verde, ¡está aquí!

Lavado verde a diario

El fenómeno va mucho más allá del ámbito publicitario. Tanto en nuestra vida diaria como en la actualidad, la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible se utilizan en todas las salsas, y no siempre con prudencia:

  • Al navegar por las estanterías de un supermercado, vemos el florecimiento de gamas de productos con connotación verde (detergentes, cuidados cosméticos, productos alimenticios, ropa, etc.). Desafortunadamente, muy a menudo, una mirada a la composición del producto revela que éste está lejos de ser tan verde como uno quiere que creamos;
  • En los centros de jardinería ya no se habla de plaguicidas sino de “productos fitosanitarios” o, mejor aún, de “productos fitosanitarios”, y estas sustancias, aunque químicas y nocivas para la biodiversidad, se presentan cada vez más como biodegradables, ambientalmente amigable o seguro para los usuarios;
  • El pasado mes de febrero, el Salón de la Agricultura, que sin embargo sigue siendo la masa alta de la agricultura intensiva, no obstante destacó "el bienestar natural;
  • El mundo de la política no es una excepción: las profesiones de fe y los efectos de anuncios con demasiada frecuencia son desatendidos;
  • El colmo de la mala fe es que algunas empresas no dudan en utilizar el argumento medioambiental y la eco-sensibilidad de los consumidores para ahorrar dinero. "Haz que te entreguen una entrega a esa hora, ya está programada una entrega en tu barrio, lo que limita el tráfico de vehículos", o incluso "haz algo por los bosques, abandona las facturas en papel y opta por el estado de cuenta electrónico", o de nuevo, en hoteles, "no cambien sus toallas después de un solo uso, está ayudando a ahorrar agua": ¿quién nunca se ha enfrentado a tales solicitudes? Por supuesto, el interés ambiental de estos pequeños gestos es indiscutible, pero la hipocresía del proceso es molesta.

Un consumidor engañado y aburrido

Además de que el greenwashing engaña al consumidor y promueve la compra de productos o servicios que no son realmente ecológicos (lo que es peor, que a veces son perjudiciales para el medio ambiente), en detrimento de los auténticos productos "verdes" que no se benefician de la misma publicidad. presupuestos, este nuevo fenómeno tiene otras consecuencias más tortuosas. De hecho, la multiplicación de mensajes que destacan el medio ambiente y el desarrollo sostenible altera su legibilidad. El impacto de las campañas de sensibilización llevadas a cabo por asociaciones y administraciones públicas se debilita, y los consumidores finalmente manifiestan cansancio, dudas e incluso cinismo ante las promesas medioambientales.

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