Antracnosis: reconocer y prevenir

Una enfermedad causada por varios hongos.

Antracnosis en hojas de arce

Los hongos microscópicos responsables de la antracnosis son numerosos: Apiognomonia, Colletotrichum, Discula, Gloeosporium, Glomerella, Gnomonia, Pseudopeziza… El término antracnosis agrupa en realidad un conjunto de enfermedades fúngicas cuyos síntomas son comparables.

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Síntomas y daños

Antracnosis en cucurbitáceas

La enfermedad se reconoce por las manchas marrones o negras que provoca en las hojas. Dependiendo del hongo responsable, estas manchas pueden ser circulares o irregulares, por lo que aparecen en los bordes de las hojas oa lo largo de las nervaduras. Las áreas necróticas se extienden más o menos concéntricamente, siendo muy claro el límite con tejido sano. Las hojas adquieren gradualmente un aspecto reseco, como quemadas por el frío o el sol, y finalmente caen prematuramente. Las ramitas jóvenes también pueden marchitarse cuando se desarrollan cancros (es decir, llagas) en los tallos.

El daño suele ser menor y la enfermedad rara vez ocasiona la muerte de los árboles o arbustos afectados: solo se debilitan, especialmente si las hojas caen mucho y temprano, y si los ataques se repiten año tras año. Sin embargo, en las plantas vegetales el marchitamiento puede ser completo. En cualquier caso, la cosecha está amenazada, porque la enfermedad también afecta a los frutos.

Plantas afectadas

Una gran cantidad de plantas son sensibles a la antracnosis:

  • Árboles: manzano, cerezo, nogal, roble, abedul, fresno, arce, tilo …
  • Arbustos: vid, frambuesa, grosella negra, grosella, hortensia, rosal …
  • Vegetales: melón, pepino, tomate, frijoles, guisantes, espinacas, fresa …

Condiciones de desarrollo

Antracnosis en hoja de rosa

Como ocurre con la mayoría de las enfermedades fúngicas, un clima templado y lluvioso favorece la antracnosis: los hongos se desarrollan óptimamente entre 15 y 27 ° C, tan pronto como hay suficiente humedad. El frío, el calor y la sequía interrumpen la progresión de la enfermedad. Además, la contaminación se produce por diseminación de esporas (viento). Éstos pasan el invierno sobre hojas muertas, en los intersticios de la corteza o entre las escamas de las yemas, y germinan tan pronto como las condiciones climáticas vuelven a ser favorables.

Prevención y control

En primer lugar, conviene evitar el exceso de fertilizantes nitrogenados, que favorecen el desarrollo de brotes tiernos y por tanto vulnerables. Al regar, cuidar también de no mojar el follaje, siendo la humedad favorable a la germinación de las esporas. Como medida preventiva, trate los árboles y arbustos con la mezcla de Burdeos entre el final del invierno y el comienzo de la primavera (excepto durante el período de heladas). En primavera y verano, observe regularmente el follaje y corte las hojas y ramitas afectadas al inicio de la enfermedad (luego queme estos desechos contaminados y desinfecte bien sus herramientas). Recoja con cuidado las hojas muertas al pie de los árboles y arbustos afectados y quémelas.

No confundir

En el rosal, la antracnosis no debe confundirse con la "enfermedad de la mancha negra", que está mucho más extendida (ver también: Las rosas nunca se enferman).

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